Los fertilizantes y pesticidas deben ser usados en las
cantidades adecuadas para que no causen problemas. En muchos lugares
del mundo su excesivo uso provoca contaminación de las aguas cuando
estos productos son arrastrados por la lluvia. Esta contaminación
provoca eutrofización de las aguas, mortandad en los peces
y otros seres vivos y daños en la salud humana.
Especialmente difícil de solucionar es
la contaminación de las aguas subterráneas con este tipo
de productos. Muchos acuíferos de las zonas agrícolas se han
contaminado con nitratos hasta un nivel peligroso para la salud
humana, especialmente para los niños.
Un ejemplo especialmente dramático ha sido el del mar
de Aral.
Al mismo tiempo, en otros países, el uso de cantidades
demasiado pequeñas de fertilizantes disminuye los nutrientes del
suelo, con lo que contribuye a su degradación
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