domingo, 25 de marzo de 2012

Deforestación y desertificación.




Se entiende por deforestación a la destrucción a gran escala del bosque por la acción humana. Avanza a un ritmo de unos 17 millones de ha al año (superficie que supera a la de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte juntas). Entre 1980 y 1990, las tasas anuales de deforestación fueron de un 1,2% en Asia y el Pacífico, un 0,8% en Latinoamérica y un 0,7% en África. La superficie forestal está, en general, estabilizada en Europa y América del Norte, aunque la velocidad de transición del bosque antiguo a otras formas en América del Norte es elevada.

Los bosques desempeñan un papel clave en el almacenamiento del carbono; si se eliminan, el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera puede llevar a un calentamiento global de la Tierra, con multitud de efectos secundarios problemáticos.
Si hoy la deforestación se considera un problema, antiguamente se pensaba que contribuía al desarrollo nacional. El capital forestal fue liquidado y reemplazado por otras formas de capital para generar alimentos, materias primas, energía o infraestructuras.
Causas:

- El cultivo itinerante de los bosques.
- La realización de grandes plantaciones de cultivos (azúcar, café, piñas, cacahuetes...) mediante la deforestación.
- La explotación minera.
- La quema de grandes extensiones de terreno para la cría de ganado.
- La extracción de madera para la construcción de viviendas y para la fabricación de papel.
- Los países en vías de desarrollo usan la madera como leña y carbón vegetal, ya que dependen de este recurso para cocinar o calentar sus casas.
- La extracción de recursos, principalmente maderas tropicales, que son exportados a países desarrollados.
Consecuencias:
Degradación de suelos forestales.

La deforestación aumenta la erosión del suelo y lo que antes era tierra de labor, ahora se está convirtiendo en suelo inerte por la erosión. La mayor parte de la tierra forestal ha sido despejada con medios de tala y quema. Después de un año o dos de cultivo, el suelo se desgasta. Los agricultores se ven obligados a dejar la tierra. Esta tierra abandonada queda sometida a graves procesos de erosión del suelo, porque no hay cubierta vegetal que las proteja contra los efectos del viento y de la lluvia. Este suelo erosionado no puede sustentar a seres vivos.
La pérdida de bosques, que ejercen un fuerte control sobre el clima, aumenta la superficie de albedo, de modo que se refleja más radiación solar hacia el espacio. Esta pérdida de energía solar podría cambiar las pautas de precipitación con un descenso de la lluvia, especialmente en las selvas húmedas.
El hollín de los incendios forestales absorbe la luz solar calentando la atmósfera. Esto produce un desequilibrio de temperaturas y hace que la temperatura aumente con la altitud, que es justo lo contrario de lo que debería ocurrir.
 Se reduce la biodiversidad, los rangos y especies.




Desertificación:

La desertificación, es decir, el empobrecimiento de una zona semiárida por la destrucción de los suelos y la vegetación bajo la influencia del hombre, está creciendo y extendiéndose cada vez más sobre la tierra, amenazando aproximadamente una tercera parte de la superficie terrestre.
Todos los continentes están afectados por la desertización.
Causas
- El pastoreo abusivo, como ovejas, cabras, caballos, llamas y camellos, que se comen la vegetación de base y dejan el suelo expuesto a los efectos erosivos.
- Las prácticas de irrigación inapropiadas.
- La deforestación, especialmente en las vertientes de las tierras altas.
- La sobreexplotación de los suelos pobres.
Consecuencias
 La tala indiscriminada y los incendios hacen que los suelos queden desprovistos de la protección de los árboles y estén sometidos a una gran erosión.
 Dificil asentamiento de plantas y animales debido a que la capa fértil del suelo es arrastrada por la lluvia y el viento.
Acumulación de sales en la superficie y pérdida de la cubierta vegetal cuando las prácticas de riego se efectúan en suelos con deficientes drenajes.

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